noviembre 23, 2024

Y sí, eran muchos, pero no eran suficientes, como no lo fueron quienes promovieron cualquier queja o punto de divergencia durante este sexenio ni lograron algo con todas las protestas registradas en el archivo de la disidencia infecunda, porque ni una sola de ellas logró absolutamente nada.

Por Rafael Cardona

En la magistral novela “Leviatán”, de Paul Auster, en cuyo arranque una bomba terrorista, mal manipulada dentro de un auto, vuela en pedazos con todo y su constructor, el personaje en otro tiempo, se pierde de taberna en taberna. Es un dipsómano complejo, inteligente y tan autodestructivo como el explosivo en manos inexpertas.

Cuando la mujer lo encuentra le pide cesar la bebida y le desliza un argumento según ella impecable:

–“Ya has tomado suficiente”. Pero él le responde con la sabiduría del alcohólico pertinaz:

–“¡No! Quizá haya bebido demasiado, pero nunca será suficiente”.

Ese dilema entre lo excesivo y lo necesario, lo suficiente o lo abundante, me pasó por la cabeza ayer cuando miraba la marcha en defensa del Poder Judicial y lamentaba tanto entusiasmo, tanta credulidad en la utilidad de salir a la calle a manifestar un punto de vista.

Y sí, eran muchos, pero no eran suficientes, como no lo fueron quienes promovieron cualquier queja o punto de divergencia durante este sexenio ni lograron algo con todas las protestas registradas en el archivo de la disidencia infecunda, porque ni una sola de ellas logró absolutamente nada.

Ni la defensa del INE (hoy obscenamente colonizado), ni la promoción de respeto a las instituciones autónomas, ni la queja por la sobrerrepresentación confiscatoria del Congreso, ni tampoco ahora ésta caminata vestida de blanco en demanda de respeto al poder judicial autónomo como parte fundamental de la división de poderes y los límites al Ejecutivo.

Nada se logra, ni siquiera cuando la silla de la abuela navega en un mar de mierda en Chalco. No se atiende una protesta ni se visita a los afectados –como ocurrió en Acapulco–, porque alguno de ellos podría macular la investidura presidencial, aunque el armiño republicano insulte con su altivez a los ciudadanos, quienes de todos modos van a seguir votando por Morena como ha ocurrido en decenas de casos anteriores y por venir.

“…No me vengan con el cuento de que la ley es la ley. Al diablo con sus instituciones…

No importa cuántos vayan a las calles. Se les reconoce el derecho en abstracto y se les anula en concreto.

Por eso las próximas quejas en el Tribunal Electoral contra la distribución de asientos plurinominales en el Congreso, promovidas por los mismos opositores y algunos más tan inocuos e infecundos como todos, van a correr el mismo destino de la marcha de ayer y las demás: no serán atendidas. Leamos.

“(La jornada).- En un hecho sin precedente, la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) recibirá impugnaciones en masa contra del reparto de diputaciones y senadurías plurinominales a través del recurso denominado Juicio para la protección de los derechos de la ciudadanía (JDC). Con un argumento jurídico idéntico, los inconformes exigen que su voto de la elección del 2 de junio cuente de manera “igualitaria”.

Obviamente el TEPJF va a fallar contra los quejosos. No importa quienes ni sean ni vale tampoco cuáles argumentos presenten. Están sentenciados desde los límites de su osadía. Ni un paso atrás, dirá la mayoría de  los togados cooptados.

Y si usted no me cree a mí, ni le parecen sensatas estas líneas, ni me otorga un adarme de equilibrio crítico, analítico o profesional, no me escuche –como dice Loretta Ortiz, otra ministra del pueblo—, conozca mejor el punto de vista de doña Claudia Sheinbaum. Ella sí sabe:

“…Se cumplió con la ley, lo que establece la Constitución y la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. Actuó bien el INE porque actuó conforme a la ley. Que cumpla con la ley, es lo que nosotros pedimos. Y ahora pienso que el tribunal así va a hacerlo…”.

DEFENSA

Quizá hoy se conozcan los nombres de los secretarios de Defensa y Marina. ¿Quiénes? Quienes diga mi dedito.

– ¿Cuál dedito?

–Este, dijo el de enmedio.

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