Facundo narra su lucha contra los incendios forestales en la Sierra Tarahumara

Facundo es padre de una niña que está por cumplir 6 años. Todos los años, dice, le ha tocado perderse su cumpleaños, pues el mes de mayo coincide con la temporada más intensa de incendios: “Al principio sí se ponía triste, ahorita ya como que lo entiende”.
Desde mi teclado: Por Juan José García Amaro.
Facundo Eduardo Chávez Ayala recuerda que como brigadista de la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) lleva más de seis años enfrentando cara a cara los incendios forestales que se registran en la Sierra Tarahumara del estado de Chihuahua.
Este hombre, originario del municipio serrano de Guadalupe y Calvo, con voz firme y pasos decididos refiera que comenzó en este oficio, peligroso por naturaleza, casi por casualidad: “De la nada, de repente dije: quiero trabajar ahí”, recuerda con aplomo.

Señala que pensó que sería algo temporal, pero la montaña y su gente lo atraparon, y hoy lidera una cuadrilla que combate el fuego en las entrañas de la Sierra Tarahumara.
Dijo que su amor por la naturaleza nació desde la niñez, cuando vivía en la Sierra.
No estudió ninguna carrera relacionada con el medio ambiente, pero el gusto y el compromiso lo llevaron a quedarse. “Me gusta andar en el monte, cuidar los árboles, la vegetación, todo eso”, dice con orgullo Facundo Eduardo.
En su labor, relata que coordina a un grupo que generalmente está conformado por seis combatientes, un jefe de cuadrilla y un jefe de brigada. Por encima, están los ingenieros responsables de logística y estrategia.

“El fuego no avisa”, dice Facundo, y la vida del brigadista no puede ser planeada, pues estar en el supermercado, en casa de un familiar o en un día en familia, puede ser interrumpido cuando llega el mensaje que los activa. No importa si es día festivo, su familia lo sabe: en cualquier momento, se va.
Facundo es padre de una niña que está por cumplir 6 años. Todos los años, dice, le ha tocado perderse su cumpleaños, pues el mes de mayo coincide con la temporada más intensa de incendios: “Al principio sí se ponía triste, ahorita ya como que lo entiende”, dice con una mezcla de resignación y tristeza.
Relata que cuando un incendio es reportado, lo primero que hace el equipo al llegar, es evaluar el terreno, cuánto ha abarcado el fuego, hacia dónde va, y cómo puede atacarse sin poner en riesgo la vida de los combatientes.
Después, dice, se equipan con mochilas especiales con 18 a 20 litros de agua, herramientas sopladoras y motosierras, y caminan hasta donde las trocas ya no pueden llegar. “No es como que tengas mangueras; son mochilas con agua, pero no es suficiente”, explica.
“Por eso, en muchos casos se recurre a brechas corta fuego, que consisten en despejar zonas para detener el avance de las llamas usando elementos naturales como carreteras o zonas ya quemadas. Hacer las brechas, implica una estrategia cuidadosa y un esfuerzo físico enorme”, apunta.
La jornada no tiene horario, pues en grandes incendios, Facundo ha pasado hasta 20 días seguidos en el campo, trabajando día y noche, sin dormir. “El incendio no tiene horario, dice. Y si uno permite que avance, nunca lo vas a apagar”, expresa.
Señala que una vez que logran controlar el siniestro, regresa a la base completamente agotado, con un solo pensamiento en mente: descansar.
Comparte que antes, los incendios duraban dos o tres días, ahora, han enfrentado casos que tardan hasta 15 días en sofocarse y la causa, en la mayoría de los casos, es humana. “Sí nos ha tocado ver colillas de cigarro, fogatas mal apagadas… a veces hasta gente que prende fuego por jugar”, dice.
Cuando eso sucede, el sentimiento que lo invade no es solo tristeza o coraje: es impotencia. Saber que un bosque se destruyó por un descuido lo llena de frustración. “El incendio tiene todo para avanzar: calor, oxígeno, combustible… y el viento lo esparce más”.
Narra que ha visto serpientes y animales muertos, algunos quemados, incluso un conejo que salió ardiendo y, al correr, iba prendiendo más terreno. También ha vivido el lado más doloroso: la muerte de compañeros. Recuerda a un hombre al que conocía como “Chivita”, quien falleció este mismo año por inhalación de humo durante un incendio. “Fue alguien que nos brindó la mano, que nos apoyaba. Y se nos hizo bien gacho”, expresa.
A pesar de todo, Facundo no se arrepiente de su trabajo, está orgulloso de su brigada, de la unión entre sus compañeros y del compromiso que comparten. “Gracias a Dios la brigada es muy unida. Eso es lo que hace el trabajo más llevadero”.
Hoy, 4 de mayo, se conmemora el Día Internacional del Combate de Incendios Forestales, una fecha para reconocer el esfuerzo incansable de personas como Facundo, y también para recordar que prevenir es tarea de todos.
Evitar colillas encendidas, no hacer fogatas en zonas prohibidas, y reportar cualquier indicio de siniestro a los números de emergencia 01 800 737 0000 o 9-1-1, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, entre un bosque a salvo o reducido a cenizas.
Al respecto, la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR), coordina el despliegue y la labor de más de 200 combatientes en el marco de la actual temporada de incendios forestales.
Cuenta con:
• 3 brigadas oficiales permanentes (Alfa, Bravo y Charlie), activas todo el año con ocho combatientes cada una
• 6 brigadas rurales de manejo del fuego, activas del 1 de abril al 29 de julio, con diez integrantes por brigada, encargadas de tareas preventivas y combate directo
Además, la dependencia coordina 15 brigadas adicionales bajo el esquema de Pago por Servicios Ambientales, activas en los municipios de Cusihuiriachi (2), Balleza (1), Carichí (5), Bocoyna (6) y Nonoava (1), con ocho personas cada una.
En total, los 204 combatientes que la SDR tiene bajo su coordinación directa están distribuidos de la siguiente manera:
• 24 en brigadas oficiales estatales
• 60 en brigadas rurales de manejo de fuego
• 120 en brigadas por servicios ambientales
A nivel estatal, se cuenta con 150 brigadas de diversas dependencias, incluyendo Conafor, Defensa, Protección Civil, municipios y brigadas voluntarias, sumando 1,364 combatientes forestales que trabajan unidos bajo los protocolos nacionales de combate al fuego.
Permanecen activos 12 incendios forestales en el estado
En este contexto, la Secretaría de Desarrollo Rural informó que, de acuerdo con el reporte emitido por la Comisión Nacional Forestal (Conafor), este domingo 4 de mayo, 373 brigadistas se encuentran desplegados en ocho municipios del estado, para el combate de 12 incendios forestales activos.
Las localidades que actualmente presentan siniestros son: Bocoyna, Guzapares, Morelos, Madera, Guachochi, Guadalupe y Calvo, Urique y Batopilas. Las brigadas están conformadas por personal del Gobierno del Estado, Conafor y voluntarios residentes de las comunidades afectadas.
Todos los elementos trabajan en colaboración para evitar la propagación del fuego y evitar más daños. La dependencia exhorta a la ciudadanía reportar cualquier incendio forestal, a los números de emergencia (800) 737-00-00 o 9-1-1.