Orgullosa de sus raíces, Benilda se presenta como la primera doctora rarámuri de Chihuahua

Para la doctora Figueroa Viniegra representa un reto hacer conciencia en la gente indígena para entender y conocer más de las enfermedades, a fin de que acudan a las unidades de consultas y no sientan miedo en la atención que van a recibir.
Por Juan José García Amaro.
“Soy la primera mujer médica rarámuri egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Chihuahua”, precisó, Benilda Figueroa Viniegra, quien rompió las barreras culturales y sociales para convertirse en la primera médica y por ende en un hito histórico para servir a su comunidad en el Hospital Rural de Guachochi.

La profesionista, originaria de Guachochi, considerada la “Capital de la Sierra Tarahumara”, es un importante pilar de la región, donde no sólo atiende a sus pacientes, sino que también sirve como puente entre la medicina moderna y las tradiciones ancestrales de su pueblo, para salir del mal y/o enfermedad.
“Yo viendo a mi mamá pues es que ella trabajaba en una Unidad Médica Rural en el municipio de Batopilas. Veía la dificultad que se presentaba para la comunicación entre el médico y el paciente, y yo viendo eso, fue la razón por la que yo quise ser médico.
“Creo que el obstáculo más grande o difícil fue el monetario: el dinero. Ya tengo aquí 14 años”, apuntó Benilda Figueroa, quien, pese a las dificultades económicas a las que se enfrentó, logró titularse y más adelante, formar parte del cuerpo médico del Hospital Rural de Guachochi del Programa IMSS Bienestar, donde, a lo largo de 14 años, se ha ganado el respeto de sus compañeros y de la propia población indígena y mestiza.
Sus compañeros la describen como una mujer dedicada, perseverante, valiente y visionaria que ha superado grandes desafíos y retos para poder lograr uno de sus sueños: ser médico general y así atender en las comunidades indígenas.
“El beneficio es primero, es que ahí la comunicación ya no es tanto una barrera, para ellos es más entendible, pues la enfermedad y el tratamiento que deben llevar y cuando volver a la consulta. El reto es tratar de concientizar a la población indígena que conozca de enfermedades y que venga a la consulta.
“Porque mucha gente aunque conoce ciertas enfermedades no vienen a la consulta, tienen miedo porque, primero por lo de la barrera del lenguaje y luego la distancia. Siento que estoy bien recibida y estoy contenta de estar trabajando aquí y de haber regresado a esta comunidad”, subrayó la profesionista.
Figueroa Viniegra es la primera médica rarámuri del estado de Chihuahua, quien desde hace 14 años labora en el citado nosocomio, en donde se distingue por otorgar atención médica de calidad y calidez en su lenguaje natal. Esto le ha permitido tener una gran aceptación por los rarámuris, quienes, como ella lo dice: llegan a recorrer muchos kilómetros para recibir atención en esa unidad hospitalaria.
La doctora Figueroa es originaria de Guachochi y su labor se suma a la de cuatro traductores con los que actualmente este hospital fortalece la comunicación con habitantes de las comunidades indígenas de esta región de la Sierra Tarahumara.
Cabe destacar que tiene dos publicaciones de investigación en la “Revista Médico Científica Facultad de Medicina del Siglo XXI de Ciencia y Arte”.
Hoy, que su nombre ha salido de esta región serrana, con orgullo declaró ser rarámuri y egresada de la Facultad de Medicina y Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), estudios que finalizó con la ilusión de regresar a su comunidad para coadyuvar en la prestación de los servicios de salud.
Destacó que su vocación la adquirió desde niña al observar trabajar a su mamá, quien fue enfermera auxiliar en la Unidad Médica Rural de la Mesa, comunidad de Hierba Buena, y a su papá, maestro supervisor del poblado de Yuquivo, ambos del municipio serrano de Batopilas.
“Desde pequeña vi la necesidad de un médico indígena que pudiera comunicarse directamente con los pacientes y dar las indicaciones más entendibles para el padecimiento y el tratamiento”, destacó.
La médica general reiteró que el obstáculo más grande para finalizar sus estudios fue el económico. “De dónde vengo no teníamos el recurso suficiente para estudiar una carrera, pero con la ayuda de becas y el apoyo de mis papás, pude terminarla. Tengo 14 años en el Hospital de Guachochi como médico adscrito y la gente está muy contenta porque tienen a un médico indígena que habla la lengua, que se puede comunicar con ellos y que los entiende mejor”, dijo.
Para la doctora Figueroa Viniegra representa un reto hacer conciencia en la gente indígena para entender y conocer más de las enfermedades, a fin de que acudan a las unidades de consultas y no sientan miedo en la atención que van a recibir. “Estoy contenta en el lugar en el que estoy, agradezco al IMSS y al Programa IMSS Bienestar la oportunidad que se me está dando de trabajar y desarrollarme como profesionista, de ser intérprete, pero sobre todo: servir a los que más lo necesitan”, indicó.