Se reúne titular de la Segob con el Papa León XIV y lo invita a México

“Vine en representación de la presidenta Claudia Sheinbaum para externar una felicitación al Papa León XIV por su reciente elección como líder de la Iglesia Católica”, expresó la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez.
Por Juan José García Amaro.
León XIV inicia su ministerio: “¡Es la hora del amor!”
En el marco de la entronización del Papa León XIV, en el que le fueron impuestos los símbolos del poder papal, el palio y el anillo del pescador, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, lo visitó en el Vaticano y le entregó la carta de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en la que lo invitó a México.
Durante la recepción a las más de 150 delegaciones de los países del mundo que asistieron a la Basílica de San Pedro, la funcionaria federal recibió el saludo del Sumo Pontífice a la titular del Ejecutivo federal y al pueblo de México.
“Confió en que la vocación de apoyo hacia las personas migrantes y cercanía con las comunidades indígenas será de gran relevancia para todos los pueblos. El Gobierno de México desea que el ministerio del nuevo Papa sea exitoso y productivo”, expuso.
Cabe señalar que este fin de semana, Rodríguez Velázquez viajó al Vaticano para acudir a la ceremonia masiva de inicio del pontificado de León XIV que se celebró este domingo. También estuvo presente, el pasado 26 de abril, en la misa de exequias del Papa Francisco.
Con respecto a este encuentro con el Papa León XIV, la titular de la Segob estuvo acompañada por el embajador de México en el Vaticano, Alberto Barranco Chavarría.
“Vine en representación de la presidenta Claudia Sheinbaum para externar una felicitación al Papa León XIV por su reciente elección como líder de la Iglesia Católica”, expresó la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez.
Añadió que el Gobierno de México desea que el ministerio del nuevo Papa sea exitoso y productivo. “Existe la disposición al diálogo abierto y constructivo para que haya entendimiento y bienestar hacia las naciones del mundo”.
Cabe señalar que Rodríguez Velázquez, al visitar la Embajada de México en la Santa Sede, hizo un reconocimiento a las coincidencias entre la inclinación del Papa León XIV hacia los que menos tienen, “con el principio que enarbola nuestro gobierno humanista mexicano de primero los pobres”, dijo.
“Reconocemos la labor social del Papa, así como su vocación de apoyo hacia las personas migrantes y su cercanía con los pueblos originarios de América Latina, y por eso también se hace extensiva la invitación de la Presidenta y del pueblo mexicano para que visite el país.
“Sabemos que no habrá de inmediato una respuesta para la invitación, pero queremos que tenga presente el deseo del pueblo de México. Estaremos atentas a la respuesta del Jefe del Estado Vaticano, sobre esta misiva” adelantó.
León XIV inicia su ministerio: “¡Es la hora del amor!”
“Fui elegido sin ningún mérito y, con temor y temblor, vengo a ustedes como un hermano que desea hacerse siervo de la fe y de la alegría”, afirmó el Papa León XIV en su homilía de la misa de inicio de su pontificado, en la que el Santo Padre expresó su deseo de una Iglesia unida, que sea fermento para un mundo reconciliado.
La solemne ceremonia comenzó en la Basílica, con una oración ante la tumba del Apóstol San Pedro, junto con los patriarcas de las Iglesias Orientales. Desde allí, el Evangeliario, el Palio y el Anillo del Pescador fueron llevados en procesión hasta el altar en el atrio de la Plaza de San Pedro, mientras que el coro entonaba la letanía de todos los santos.
Tras la proclamación del Evangelio, tres cardenales de los órdenes: diáconos, presbíteros y obispos, se acercaron a León XIV para la entrega de las insignias episcopales “petrinas”: el cardenal Mario Zenari le impuso el Palio y el cardenal Luis Antonio Tagle le entregó el Anillo del Pescador.
La ceremonia continuó con el rito simbólico de la “obediencia”, rendido al Papa por 12 representantes de todas las categorías del Pueblo de Dios, provenientes de varias partes del mundo, entre ellos, el cardenal brasileño Jaime Spengler. A continuación, el Pontífice pronunció su homilía.
Fui elegido sin ningún mérito: Papa León XIV
León XIV saludó a todos “con el corazón lleno de gratitud” y con una de las frases más célebres de San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti” (Confesiones, 1, 1.1).
El Santo Padre recordó los últimos días, vividos de manera intensa con la muerte del Papa Francisco, “que nos dejó como ovejas sin pastor”. A la luz de la resurrección, enfrentamos este momento y el Colegio Cardenalicio se reunió en cónclave para elegir al nuevo sucesor de Pedro. “Llamado a custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y al mismo tiempo, afrontar las preguntas, inquietudes y desafíos de hoy.
“Fui elegido sin ningún mérito y, con temor y temblor, vengo a ustedes como un hermano que desea hacerse siervo de la fe y de la alegría, recorriendo con ustedes el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una sola familia”, expresó.
Jamás ceder a la tentación de ser un líder solitario o superior a los demás
Jesús recibió del Padre la misión de “pescar” a la humanidad para salvarla de las aguas del mal y de la muerte. Esta misión permanece vigente hoy: lanzar siempre y nuevamente las redes y navegar por el mar de la vida para que todos puedan reencontrarse en el abrazo de Dios, expresó.
Añadió que esta tarea es posible porque Pedro experimentó en su propia vida el amor infinito e incondicional de Dios, incluso en la hora del fracaso y de la negación. A Pedro, por tanto, se le confía la tarea de “amar más” y dar su vida por el rebaño:
“El ministerio de Pedro está marcado precisamente por este amor oblativo, porque la Iglesia de Roma preside en la caridad y su verdadera autoridad es la caridad de Cristo. No se trata nunca de capturar a los demás con prepotencia, propaganda religiosa o medios de poder, sino siempre y únicamente de amar como lo hizo Jesús.
“Para ello, Pedro y sus sucesores deben apacentar al rebaño sin ceder nunca a la tentación de ser un líder solitario o un jefe por encima de los demás, convirtiéndose en dominador de las personas que les han sido confiadas. Al contrario, deben servir la fe de los hermanos, caminando con ellos.
“Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”, destacó.
¡Miren a Cristo!
En nuestro tiempo, añadió el Santo Padre, todavía vemos demasiada discordia, heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo al diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres.
“Y queremos ser, dentro de esta masa, un pequeño fermento de unidad, comunión y fraternidad. Queremos decirle al mundo, con humildad y alegría. ¡Miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela! ¡Escuchen su propuesta de amor para convertirse en su única familia! En el único Cristo, somos uno.
“Este es el espíritu misionero que debe animarnos”, añadió el Papa León XIV, sin encerrarnos en nuestro pequeño grupo ni sentirnos superiores al mundo.
“Hermanos, hermanas, ¡esta es la hora del amor!”, concluyó el Pontífice, exhortando a construir una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo y anuncia la Palabra. “Juntos, como un solo pueblo, todos hermanos, caminemos al encuentro de Dios y amémonos los unos a los otros”, finalizó.